Se mezclan los ingredientes (harina, sal y azúcar), por 10 minutos, hasta que quede bien esponjosa.
Se deja fermentar por 2 horas, hasta que doble su volumen.
Se engrasa una sartén con un poco de aceite y se coloca la masa aplastada, con el queso y el jamón picado.
Se cocina, a fuego medio, por 20 minutos, hasta que tenga una textura esponjosa, el fondo y los bordes deben estar dorados y crujientes.