Cubano lleva el sabor de la Isla hasta las calles de Paris

París no solo huele a croissants y café. En una pequeña calle del distrito 6, un aroma diferente ha empezado a colarse entre los adoquines: masa gruesa, salsa especiada, queso derretido y ese toque de sazón que solo un cubano sabe dar.  

Allí, en la Rue Notre-Dame des Champs, un joven emigrado de Cuba ha encontrado una manera de reconectar con sus raíces y compartirlas con el mundo: abriendo un local de comida rápida que ya se ha ganado el corazón, y el estómago, de muchos. 

El local se llama Qué Bolá, y es mucho más que un restaurante. Es un puente entre la Isla y la capital francesa, un rincón donde la pizza cubana, las croquetas y otros clásicos de la calle cubana se transforman en experiencia. Pero también es el resultado de mucho trabajo, creatividad y de no renunciar a la identidad, aunque se esté a miles de kilómetros del hogar. 

@qu.bola.paris6 🇨🇺➡️🇫🇷 De Cuba a París: Alexi hace realidad su sueño y abre Qué Bola, un restaurante 100% cubano ❤️🥘💃 🇨🇺➡️🇫🇷 De Cuba à Paris : Alexi réalise son rêve et ouvre Qué Bola, un resto 100% cubain ❤️🥘💃 #cubanosporelmundo #somoscubanos #QuéBolaParis #HistoireDunRêve #ParcoursInspiration #Nublê ♬ Funk It Up – Official Sound Studio

El sabor como lenguaje común 

Al frente del negocio está un cubano que decidió apostar por lo que conocía bien: la comida como refugio y como carta de presentación. Su especialidad, la pizza cubana, ha despertado la curiosidad de franceses y latinoamericanos por igual.  

No es la tradicional italiana, sino una reinterpretación caribeña: más esponjosa, más abundante, más casera. Un sabor que, para muchos, sabe a infancia. 

Pero el éxito no solo se cocina en la cocina. En las redes sociales, especialmente en TikTok, el restaurante ha encontrado una herramienta poderosa. Desde su cuenta @qu.bola.paris6 comparten el día a día del negocio, las recetas, los rostros detrás del mostrador y las reacciones de los clientes, muchos de los cuales prueban por primera vez un trozo de la Cuba culinaria. Esa conexión digital ha hecho que personas de otros barrios, incluso turistas, lo busquen como parte de su recorrido por París. 

La comida como punto de encuentro 

Más allá del menú, Qué Bolá ha logrado algo valioso: convertirse en un espacio donde la comunidad latina se siente en casa. Cubanos, venezolanos, colombianos… todos encuentran algo familiar en ese pequeño local. Es un sitio donde no solo se come, sino donde se conversa, se recuerda y se comparte. Un pedazo de Isla en medio de la urbe europea. 

El nombre del negocio no es casual. “Qué bolá” es un saludo coloquial muy cubano, una expresión que mezcla cercanía, informalidad y alegría. Y eso mismo es lo que transmite el lugar: un ambiente relajado, con música caribeña de fondo y la calidez que muchos extrañan después de emigrar. 

Una historia que sigue creciendo 

Esta pequeña pizzería cubana en París no es solo un negocio exitoso: es la prueba de que emigrar no significa dejar de ser quien uno es. Que las raíces pueden florecer en otros suelos, y que incluso en una ciudad tan icónica como París, hay espacio para nuevas voces, nuevos sabores y nuevas historias. 

Qué Bolá no compite con las grandes cadenas ni con los chefs estrellados. Compite con el olvido, con la distancia, con la soledad del emigrante. Y gana, rebanada a rebanada.