El son cubano ya es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
El son cubano ya es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y fue inscrito oficialmente por la Unesco en diciembre de este 2025. El reconocimiento confirmó el valor universal de uno de los géneros más representativos de la cultura cubana.
La decisión fue adoptada durante la reunión del Comité Intergubernamental en Nueva Delhi en diciembre de 2025.
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Un género nacido del mestizaje cultural
El son cubano surgió a finales del siglo XIX en el oriente del país. Su nacimiento estuvo marcado por el intercambio entre tradiciones africanas y españolas.
La música se desarrolló en espacios populares. Fiestas, barrios y reuniones comunitarias como escenarios clave. Allí se transmitió el género de forma oral y colectiva.
Instrumentos como el tres, el bongó, las maracas y la guitarra definieron su sonido inicial. Con el tiempo, se sumaron otros elementos musicales.
Las letras del son abordaron temas cotidianos. El amor, el trabajo y la vida social fueron retratados con lenguaje sencillo y cercano.
Base de la música cubana moderna
Investigadores coinciden en que el son sentó las bases de otros géneros. La salsa, el mambo y el chachachá heredaron estructuras rítmicas y melódicas esenciales.
Durante el siglo XX, el son se expandió más allá de Cuba. Orquestas y músicos llevaron el género a escenarios internacionales.
Figuras como Miguel Matamoros, Ignacio Piñeiro y Benny Moré contribuyeron a su proyección global. Su legado aún influye en músicos contemporáneos. Ese alcance internacional fue clave para la declaratoria, pues la Unesco valoró la capacidad del son para adaptarse sin perder identidad.
Una práctica viva y comunitaria
El expediente presentado destacó que el son no es una expresión del pasado. El género sigue presente en comunidades rurales y urbanas. Peñas, festivales y agrupaciones tradicionales mantienen activa la práctica. La transmisión ocurre tanto en espacios formales como familiares.
La Unesco prioriza manifestaciones culturales vivas. En ese sentido, el son cubano como Patrimonio Cultural Inmaterial favorece la cohesión comunitaria y el diálogo entre generaciones.
Retos y oportunidades tras el reconocimiento
Especialistas advierten que el reconocimiento no garantiza protección automática. El género enfrenta desafíos como la pérdida de espacios culturales. La comercialización excesiva también representa un riesgo. Algunas versiones simplificadas desdibujan la riqueza original del son tradicional.
Un símbolo de identidad cultural
Para muchos cubanos, el reconocimiento tiene un valor emocional, pues el son forma parte de la memoria colectiva del país. La inscripción en la lista de la Unesco reafirma esa identidad a la vez que visibiliza el aporte cultural de Cuba al mundo.
El son cubano, ahora Patrimonio Cultural Inmaterial, es el reconocimiento de una tradición viva, diversa y en constante evolución. Más que un ritmo bailable, el son cuenta la historia de un pueblo. Su música continúa sonando, ahora con respaldo universal.
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