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¿Conoces la historia de la Letra del Año en Cuba? ¡Te la contamos!

Te contamos la historia de cómo se inició la tradicional lectura de la Letra del Año en Cuba, uno de los rituales santeros más importantes.

Cada vez estamos más cerca de que finalice el año y, una vez más, los cubanos estamos listos para la lectura de la Letra del Año.

Se trata de una tradición propia de la santería cubana, donde los babalaos de mayor jerarquía se reúnen para consultar qué trae el nuevo año. Como resultado, mediante un ritual especial, reciben predicciones para la comunidad cubana, así como diversas recomendaciones para vivir un auténtico año próspero.

Sin dudas, por el solo hecho de que la lectura de la Letra del Año nos prepara para el año nuevo, esta ceremonia es de gran importancia en Cuba. No obstante, esta relevancia se ve aún más acentuada, debido a que se trata de una tradición ancestral, que se practica desde inicios del siglo XX.

Aunque no se sabe con precisión cuándo se inició esta práctica entre los santeros cubanos, históricamente hay datos que nos hablan de cómo fue. Por lo tanto, a través de este artículo te contaremos cómo fue que se inició la tradición de la lectura de la Letra del Año en Cuba.

Historia de la Letra del Año en Cuba: el origen

Tal como hemos comentado en artículos anteriores, la lectura de la Letra del Año es una tradición derivada de la práctica yoruba en Cuba. Por lo tanto, no es de extrañarnos que esta práctica la implementaran los propios babalaos nigerianos establecidos en territorio antillano.

Como resultado, datos históricos revelan que el precursor de esta práctica en nuestro país fue el babalawo nigeriano Adeshina Obara Meyi. Según cuentan, este babalawo era un fiel practicante de la religión yoruba en Nigeria, pero como muchos africanos lo esclavizaron para trasladarlo a tierras americanas.

No obstante, al parecer, cuando él supo que se lo llevarían tomó la decisión de tragarse el fundamento representativo del orisha Orula u Orunmila. De este modo, Adeshina pudo llevarlo junto a él, para así poder seguir con sus prácticas religiosas aún cuando estuviese lejos de casa.

Sin dudas todas las prácticas yorubas, incluida la lectura de la Letra del Año, estaban prohibidas por los colonos en Cuba. De hecho, hacia el año de 1833 los españoles lo forzaron a bautizarse y hasta le cambiaron el nombre, otorgándole el de Remigio Herrera, también llamado Lucumí.

Seguidamente, lo trasladaron a Matanzas donde lo vendieron como esclavo, y donde se caracterizó por su gran sabiduría e inteligencia. De esta manera, se ganó el respeto y admiración de otros esclavos africanos, recibiendo el título distintivo de “Ño Remigio Herrera”.

Asimismo, estas grandes habilidades le permitieron ganarse la confianza de su amo, quien los envió a La Habana para ocuparse de ciertos negocios en una bodega. Lo que Remigio jamás se imaginó era que en la capital de Cuba, se le empezarían a abrir las puertas para retomar tradiciones yorubas, entre ellas la lectura de la Letra del Año.

Ño Remigio Herrera y Ño Carlos Adé Bí: precursores de la Letra del Año en Cuba

La primera lectura de la Letra del Año que se realizó en Cuba, la celebraron dos babalawos nigerianos: Ño Remigio Herrera y Ño Carlos Adé Bí.

Al parecer, tras llegar a La Habana, Adeshina conoció a otro africano liberto llamado Ño Carlos Adé Bí Ojuani Boká, quien era sacerdote del Ifá. Gracias a su astucia, había logrado iniciar prácticas propias de su religión, las cuales le permitieron negociar su libertad.

Desde ese momento, Ño Carlos se convirtió en mentor de Ño Remigio en el Ifá; ayudándole a retomar sus prácticas religiosas yorubas. Como resultado, en una habitación de las bodegas donde trabajaba Herrera iniciaron varias prácticas; empezando por “lavar” el fundamento que Adeshina había tragado.

Asimismo, Ño Carlos se convirtió en el padrino de Remigio en la Isla, fortaleciendo sus conocimientos en la práctica del culto yoruba. Poco a poco, en aquel cuarto, ambos empezaron a realizar variados rituales religiosos hasta que por fin leyeron la primera Letra del Año en Cuba.

Con el tiempo, la práctica de esta religión se fue haciendo más fuerte; especialmente con el sincretismo logrado con la santería. Por lo tanto, llegaron a establecer en Regla el Cabildo de Yemayá, y formaron una especie de escuela para educar a sus ahijados en las prácticas religiosas.

Una arraigada costumbre

Sin dudas, desde que hicieron la primera lectura de la Letra del Año en Cuba, esto se continuó haciendo anualmente; convirtiéndose en una “religiosa costumbre”.

Finalmente, ya hacia el año 1902, Adeshina enfermó y delegó la responsabilidad de este ritual a su ahijado Tata Gaitán. Ya para 1906, Ño Remigio muere, pero no muere esta tradición, la cual continuaron los babalawos más importantes de la época.

En consecuencia, tras su muerte, el babalawo que lo sucedió en la Lectura de la Letra del Año en Cuba fue Bernardo Rojas. Tal como se hace ahora, para ello se reunieron varios babalawos y fue Tata Gaitán quien fungió como su mentor en esta práctica.

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