CUBANOS

Muñequitos cubanos: 10 dibujos animados que marcaron nuestra infancia

En la Cuba de mi infancia sentarse a ver la televisión era un ritual diario. Recuerdo como si fuera ayer aquellas tardes que transcurrían viendo “los muñes”. Y aunque en la parrilla televisiva de esas tandas infantiles que empezaban 6:00 p.m. y finalizaban a las 8:00 p.m. ponían de todo un poco, los más esperado era, sin duda, los muñequitos cubanos. Los muñes made in Cuba son mucho más que simples animados, son una parte fundamental de nuestra cultura y una fuente de nostalgia que nos lleva de vuelta a la niñez.

¿Pero por qué estos muñequitos lograron calar tan hondo en el corazón de los cubanos? Su éxito se debe a una combinación única de factores que incluye el choteo cubano, personajes que representan nuestra cultura y tradiciones, una modesta pero efectiva estética visual y, ¡cómo no!, frases épicas que hasta el sol de hoy continúan impregnadas en el imaginario popular.

Cubano que se respete recordará un montón de frases de los muñequitos cubanos. ¿Quién no recuerda “oye, el de la cornetica, ¿tú no trabajas por la mañana, mijito?”, “¡eso habría que verlo, compay!” o el mítico “¡alabao!”. Estas frases se han vuelto parte de nuestra cultura popular y se han transmitido de generación en generación. Son pequeños tesoros lingüísticos que todos guardamos en nuestra memoria porque hacen reír y muestran un poco de la idiosincrasia cubana: su lenguaje coloquial, su picardía y su sentido del humor.

Top 10 de muñequitos cubanos más recordados

1. Elpidio Valdés

¡Oye, compay! Hablando de los muñequitos cubanos, ¿qué me dices de Elpidio Valdés? ¡Ese personaje es el más universal de todos! Fue creado por el genio de Juan Padrón allá por el año 1970 y desde su debut en las pantallas en 1972, Elpidio Valdés se ha convertido en todo un ícono de la animación cubana. Imagínate que protagonizó tres largometrajes, apareció en una serie de televisión y en casi 30 cortometrajes.

Este coronel del Ejército Libertador que lucha contra los españoles en la Guerra de Independencia no necesita mucha presentación. ¿Qué cubano no ha visto Elpidio Valdés? Este superhéroe mambí, sus compañeros de aventuras y sus enemigos forman un conjunto entrañable que no envejece con el tiempo. Desde Palmiche, su caballo, hasta Pepito, el corneta de los mambises, cada personaje tiene su lugar en el corazón de los cubanos. Y es que sus peripecias, su humor y su irreverencia nos hacen reír y sentir orgullosos de nuestra historia.

Pero lo mejor de todo son sus frases. Las frases de Elpidio Valdés se han convertido en un elemento icónico de la cultura popular cubana. Son expresiones que han sido transmitidas de generación en generación y que se han arraigado en el lenguaje coloquial de los cubanos. Los cubanos echamos mano de ellas en diferentes situaciones cotidianas. ¿O es que acaso nunca has dicho “¡qué país!”, “¡pártelo, jabao!”, “la suya, por si acaso, míste”? Y como estas, un arsenal completo que tenemos guardado en nuestra memoria como recurso habitual del habla popular.

2. Guaso y Carburo

¿Quién dijo que solo los humanos pueden ser héroes? Gracias a la creatividad del humorista Luis Castillo, estos dos peludos protagonizaron una de las series animadas más recordadas por los cubanos. Las aventuras de Guaso y Carburo no tenían límites, lo mismo luchaban contra feroces piratas que se enfrentaban a ratas malvadas. La astucia y habilidades de este dúo dinámico eran las mejores aliadas para desbaratar cualquier plan maléfico que se les interpusiera.

Sin duda, Guaso y Carburo son una muestra del humor y la creatividad que caracteriza a los cubanos. Con su estilo único y sus ocurrencias desopilantes, estos dos amigos han dejado un legado que ha trascendido generaciones.

3. Chuncha

¡Cuidado con el mosquito, Paquito! Chuncha es un clásico de la animación cubana que no puede faltar en este listado de muñequitos cubanos. La serie animada  fue creada en 1966 por el maestro Gaspar González Díaz, quien supo plasmar de manera acertada la sabiduría y picardía de la típica abuela cederista cubana. Chuncha nos enseña a todos cómo enfrentar los problemas cotidianos con ingenio, sabiduría y su peculiar humor.

En sus aventuras, lidia con situaciones cómicas y conflictivas que van desde enfrentar a ladrones y defender su hogar hasta reprender a su perro travieso Cacharro. La campista más destacada es un personaje entrañable y único que, además de dejarnos grandes frases y enseñanzas, nos invita a reflexionar sobre nuestra propia cultura y tradiciones. Chuncha sigue siendo uno de los dibujos animados más queridos y recordados en Cuba. ¡Alabao!

4. Cecilín y Coti

Cecilín y Coti son otros dos personajes entrañables de la infancia cubana. ¿Quién no recuerda esos dibujos animados en los que el valiente niño y su cotorra se la pasaban defendiendo la flora y fauna cubanas de los malhechores? El creador de estos personajes fue nada menos que el maestro Cecilio Avilés, quien en 1979 decidió darles vida como tira cómica en el semanario Pionero.

Pero la fama de Cecilín y Coti no se detuvo allí. Al año siguiente debutaron como dibujo animado en el cine y la televisión. Desde entonces, generaciones de niños y niñas han disfrutado de las aventuras de este dúo. Y no es difícil entender por qué. En cada episodio, Cecilín y Coti enfrentan peligrosas situaciones que ponen a prueba su amistad y su astucia. Gracias a la perseverancia y el coraje del niño y su cotorra, siempre logran salir airosos y derrotar a los villanos.

La famosa frase «qué pesacaito más flaquito» es una de las más icónicas de estos animados. Se popularizó en un episodio en el que Coti, la cotorra, le dice al niño Cecilín que vaya al mercado a comprar un pescado para la cena. Al regresar, Cecilín muestra un pescado muy delgado y pequeño, lo que hace que Coti se sorprenda y exclame la famosa frase. Desde entonces, la frase ha quedado en el imaginario popular cubano y se utiliza para referirse a algo que es pequeño o flaquito.

5. Los valientes

Los valientes es otro de los emblemáticos muñequitos cubanos que se han ganado el corazón de muchos niños y adultos en la isla. Con diseños del talentoso Jorge Oliver y dirección del reconocido Juan Padrón, los dibujos son uno de los más recordados en la historia de la animación en Cuba.

En los animados se enfrenta un grupo de soldaditos y un cañón contra un par de ratas “malvadas”. Y sí, señalo “malvadas” porque en realidad estas son los personajes más famosos. Aunque no lo parezca, estas criaturas se robaron el show y se convirtieron en los verdaderos protagonistas de la historia.

¿Quién no recuerda la icónica frase «mientes, rata inmunda» que una de ellas le dice a la otra? O el momento en que una de ellas intenta escapar diciendo «a mí me embarcó este, que es un antisocial». ¡Eso sí que es ser creativo al momento de buscar excusas! También se han ganado su lugar en el argot popular con otra frase épica: ¡Bárbaro! ¡Eres un bárbaro con el hacha!

6. Tabey

¡Cómo olvidar los muñequitos de Tabey! Es que esa historia de un niño taíno que se planta frente a los colonizadores con su cotorra y su caballo, tiene de todo. ¡Hasta frases míticas!, como aquella de «al trabajo, caballeros», que nos recuerda que hay que ponerse las pilas para ganarse la vida honradamente. Y también está esa otra de «hermosa mañana para explotar indios», que más allá de la ironía, nos hace reflexionar sobre la crueldad de la conquista.

Tabey también ha sido un importante recurso educativo para los niños cubanos, ya que ha ayudado a difundir la historia y la cultura de los pueblos originarios de la isla. Sin duda, es uno de esos clásicos muñequitos cubanos que no pierde su encanto con el tiempo y que seguirá haciendo reír y reflexionar a las nuevas generaciones.

7. Matojo

Matojo fue creado por Lillo y saltó de las páginas de la revista Palante a la pantalla chica con su estilo particular y un poco revoltoso. La verdad es que Matojo siempre está metido en algún enredo. Sus aventuras son divertidas, quizás no tanto como las de otros muñequitos cubanos, pero siempre entretenidas. Además, muchas de sus historias tienen un mensaje entre líneas que nos hace reflexionar sobre cómo los adultos ven el mundo de los niños.

Pero lo que más divierte de Matojo son sus frases icónicas. ¿Quién no ha soltado alguna vez un «un nadador, necesitamos un nadador» en una situación de apuro? ¡Esa frase es ya un clásico! Y otra que saca carcajadas es cuando dice «yo no le hago caso a lo que dice esa vieja», refiriéndose a la sabiduría popular. ¡Ese Matojo es todo un personaje!

8. La historia del fuego

¿Y recuerdan aquellos muñequitos que decían “eso les pasa a ustedes las mujeres, que son unas nerviosas, nosotros los hombres…» o “ya no tengo que ir a la peluquería, sino al hospital? Hablamos de La historia del fuego, uno de los cortos animados más divertidos y educativos. Fue dirigido por Hernán Henríquez y producido por los Estudios de Animación del ICAIC.

Este hilarante muñequito nos cuenta la historia del fuego desde la perspectiva de las deidades griegas hasta su importancia en la vida cotidiana de la humanidad. Si todavía no lo has visto, no sabes lo que te estás perdiendo. Con este animado tienes risas aseguradas.

9. El agua y al higiene

Otro de los muñequitos cubanos más populares era aquel que decía “la peste, la peste, la peste al último” y “si me mojo me da catarro”. Se trata de un animado educativo que alerta sobre los peligros de no tomar precauciones con el agua. Pero, sin duda, lo que más recordamos los cubanos son el humor y los personajes entrañables. A pesar de haber sido creado hace más de cuatro décadas, El agua y la higiene es un ejemplo de cómo la animación puede ser una herramienta efectiva para la enseñanza.

10. Vampiros en La Habana

Si de películas cubanas de animación hablamos, no podemos dejar de mencionar a Vampiros en La Habana. Sí, amigos, aunque no sean exactamente muñequitos, es un clásico que todos los cubanos conocemos y amamos. Esta joya del cine cubano es una obra de arte también del genio Juan Padrón y fue estrenada en 1985.

Cuenta la historia de Pepito, un vampiro criollo muy astuto que tiene en su poder una fórmula secreta para resistir el sol. La trama se complica cuando varias mafias internacionales se enteran del secreto de Pepito y comienzan a perseguirlo para obtener la fórmula. ¡Simplemente épico!

Es una verdadera obra de humor cubano, una comedia irreverente y satírica que retrata la Cuba de los años 80 de una manera única. Y aunque han pasado casi cuatro décadas desde su estreno, las frases y personajes de Vampiros en La Habana siguen siendo parte de la cultura popular cubana. ¿Qué cubano no recuerda las graciosísimas frases “oye, el de la cornetica, ¿tú no trabajas por la mañana, mijito?” o “el rey del mundo”…?

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Palabras finales

¡Y así termina nuestro artículo sobre algunos de los muñequitos cubanos más icónicos! Esperamos que hayas disfrutado de este paseo por la memoria animada de Cuba y que hayas recordado con cariño aquellos momentos de la infancia en los que nos sentábamos frente al televisor con emoción para ver las aventuras de nuestros personajes favoritos.

Es cierto que estos muñequitos no contaban con los recursos tecnológicos de los dibujos animados actuales, pero, sin duda, lograban capturar la esencia de la cultura y la idiosincrasia cubana, así como educar y entretener a varias generaciones de niños y niñas. Queremos rendir un merecido homenaje a los creadores, animadores, guionistas y actores de voz que hicieron posible estas obras de arte animadas. Gracias por haber dejado en nuestra memoria personajes entrañables, frases icónicas y enseñanzas que aún hoy en día nos acompañan en nuestra vida diaria. ¡Hasta la vista, compay!

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